Aprendizaje contra conocimiento por Yogui Bhajan
Nuestro primer problema es que tenemos que aprender. No basta con adquirir cosas o conocimiento. Necesitamos una visión clara, no solamente nuevos lugares que contemplar. Para hacer esto, Yogi Bhajan nos ha dado una disciplina impecable y grandiosa, una plataforma práctica sobre la cual podemos ponernos a prueba, sanarnos, expandirnos y, gradualmente, convertirnos en Maestros de la Era de Acuario. Esta disciplina, individual y de grupo, produce la base de la experiencia que se convierte en sabiduría interior, la cual le proporciona fuerza y realidad a nuestra conciencia y a nuestros actos. Nuestra práctica y nuestro entrenamiento deben ir más allá de la mente mientras, al mismo tiempo, entrenan la mente.
Aprender requiere disciplina, humildad, vitalidad y coraje. Porque el cambio está dentro de ti. Él explicó así este objetivo:«Sólo trato de hacerlos cambiar porque ustedes quieren cambiar, pero no lo hacen. Los conozco. Es muy difícil para ustedes dejar sus hábitos. Primero, nosotros creamos hábitos y, luego, nuestros hábitos nos crean.
Mucha gente dice: “Queremos aprender”. ¡No es verdad! Eso es lo último que queremos hacer. Aprender es tan doloroso, tan difícil y tan trágico como puede ser una tragedia. Aprender es entrenar lo subjetivo para que lea lo objetivo. Aprender no tiene que ver con el objeto. Aprender no es, “Bien, voy a negociar. Voy a alcanzar esta meta”. Eso es objetividad. Aprender no es eso.
Aprender primero es subjetividad y, luego, objetividad. El problema es que ningún humano tiene el valor para ello.Perdónenme por esto. Ustedes son maravillosas personas, pero son malos estudiantes. Así es como funciona la mente occidental. Ustedes quieren lo que quieren. El primer principio del mundo es merecer lo que quieres, no desear lo que quieres».
El aprendizaje profundo requiere de una auténtica transformación: una transformación del pensamiento, en las neuronas, en la danza y en la inteligencia de los trillones de células de nuestro cuerpo, y en nuestra capacidad para la intuición y la sutileza. Queremos aprender, pero esto solo sucede con la disciplina, y con el ritmo y la regularidad mediante los cuales aplicamos dicha disciplina. Ese cambio es doloroso. Lo queremos sin “merecerlo”. Queremos construir y decorar nuestra casa espiritual sin haber colocado o probado los cimientos. Porque colocar los cimientos implica excavar, lo cual, a menudo, descubre viejas suposiciones, perspectivas y creencias con las no queremos enfrentarnos o confrontar.
Una parte importante del problema que supone el aprendizaje es la elusión. Cuando algo es doloroso, nuestra mente negativa nos protege de ello. Limitamos la retroalimentación, el consejo y la evaluación que un maestro nos da o que nuestros compañeros nos dan. Reaccionamos en contra de aquello que no conviene con nuestra autoimagen y con las estrategias e intereses a los que nos hemos comprometido. La mayor parte del tiempo, ni siquiera sabemos que lo hacemos.
Lo racionalizamos. Nos deslizamos hacia un autoengaño desapercibido. Satanizamos al otro. Formamos corrillos que convienen con nosotros por sus propios motivos. Es un comportamiento humano normal, pero no es el estándar de un buen estudiante o de un buen maestro. Yogi Bhajan lo explicó del siguiente modo:
“Te estás mintiendo a ti mismo por pura constumbre... Te conozco. Sé lo que piensas. Sé en qué te basas, sé cuál es tu proyección. Puedo entender tu psique. Comprendo la frecuencia y la puedo computar en un segundo. Si empezara a decirles a todos lo que sé, cualquiera que me viera llegar cruzaría al otro lado de la calle. ¡Porque nadie quiere saber!”.
Para que se cumpla el propósito de Transformación, cada uno de nosotros tenemos que comprometernos a la disciplina de la práctica habitual, y a la disciplina de la comunicación directa, abierta y real. Nunca debemos aislarnos de los demás. Parte del crecimiento que ocurre durante este etapa es la interacción dinámica con otros estudiantes